Cerveza y Gastronomía
La cerveza también se luce en los fogones
Despierta el apetito desde el momento en que se sirve y lo hace por su color, la efervescencia y la espuma. Pero es en boca donde realmente se luce la cerveza. Es buena compañera de alimentos fritos, platos fríos, crudos o picantes, y por eso su selección es ideal para degustar el parguito con ensalada rallada y tostones que se ofrece en toda la costa venezolana; los ceviches y sus variedades criollas –vuelve a la vida, rompecolchón y cualquier otra preparación donde se mezclen mariscos y moluscos con limón–; sushi y tempuras japoneses, padthai tailandés y cerdo chino; y platos que dependen del picor del ají para dar gusto, como los indios y los mexicanos.
También es buena compañera de carnes. Basta participar en una parrilla para dejarlo claro. Armoniza con el plato principal y con todos sus contornos: ensalada, aguacate, guasacaca y yuca. Y armoniza perfectamente con salsas como la mostaza y el ketchup, clásicos aderezos de las hamburguesas, con los sabores ácidos del pepinillo y el dulzón de la cebolla.
Es bienvenida cuando se trata de escabeches, salpicones y marinados, platos a base de tomate, ensaladas aliñadas con vinagretas, preparaciones con ajo y pimentón, embutidos y ciertas verduras, como el espárrago y las alcachofas y endivias, a las que equilibra su sabor amargo.
Destaca con almejas y pescados aderezados con aceite de oliva, y con quesos: para los suaves de pasta blanda son mejores las cervezas ligeras; a los añejados de vaca les va bien la negra, y los de corteza enmohecida prefieren las aromáticas. Incluso combina bien con chocolate, más aún si este se combina con naranja y canela.